Entradas

Mostrando entradas de 2014

Objetos Perdidos

Imagen
Un cuarto sin ventanas con luz impúdica de hospital. Un habitáculo en el que una mente anónima ha dispuesto el modo de ordenar el caótico universo humano. Una estación espacial en la que orbitan carteras olvidadas, best sellers manoseados, dos portátiles, esa chaqueta que cogiste antes de salir de casa y en realidad no necesitabas, cinco estuches infantiles, coches de Scalextric, cuatro chupetes, un zapato (sin su pareja), dos peluches gigantes, quince juegos de llaves, cientos de paraguas y diversos cachivaches sin otro vínculo aparente que el de haber sido víctimas del olvido. Así es una oficina de Objetos Perdidos . Acudes con la esperanza no disimulada de encontrar aquello que perdiste (¿o deberíamos decir aquello que olvidaste? ¿acaso no es el olvido lo que antecede a la pérdida, lo que la provoca?   Objetos Olvidados , corriges mentalmente, así debería llamarse este lugar). Ante tí, al otro lado del mostrador que separa tu universo terrícola de ese espacio donde quizá se ha

EL GALGO ESPAÑOL: EL FIN DE UN IDILIO.

Imagen
La primera vez que vi a un galgo tenía siete años. Dibujaba sobre un folio en blanco cuando, al trasluz, descubrí en el papel satinado la silueta de un animal, mitad perro mitad guepardo. Saqué unos cuantos folios más de su funda para ver si se repetía el milagro, y me maravilló comprobar que sí, que a través de mis dibujos infantiles y los documentos de mis padres, habíamos llenado, sin darnos cuenta, la casa de estos preciosos y misteriosos animales. Ya de adulta, mi vida se volvió a cruzar casualmente con la de los galgos -que esta vez eran de carne y hueso-, y como conocerlos es quererlos , ya nunca más se han ido. Acariciar la frente alta y noble de un galgo es un lujo asiátic o . No exagero. En la antigua civilización Egipcia, los antecesores de esta raza eran, junto con los gatos, los animales de compañía preferidos de las familias más poderosas del Nilo, hasta el punto de que, como se narra en documentos de la época (cartas escritas por el griego Herodoto de Halicarnas

La tía Paquita

Imagen
Paquita nació hace ya muchos años en una pequeña ciudad del norte, en donde sus grandes ojos azules y su pelo rubio ceniza no pasarían, seguro, desapercibidos. Actriz ocasional, acabó contrayendo matrimonio con Vicente Pulgar , militar de profesión y apuntador aficionado, que le susurraba los giros olvidados de "La Venganza de Don Mendo". Fue esposa, madre, jugadora de cartas, cocinera, conductora -la recuerdo yendo y viniendo en su cochecillo rojo, en el que metía sus espléndidos setenta años largos y a todo el que quisiera subir-, y, si los avatares de su época no se lo hubieran impedido, creo que también hubiera sido una gran mujer de negocios, digna continuadora, como era, de una estirpe antigua de comerciantes. Elegante y dinámica, sorprendía siempre por su mirada originalísima de la vida y por su gran sentido del humor, cualidad por la que también destacaba su marido, y que los convertía en una pareja singular y divertida.   A todo el que entraba en

ELLOS -TAMBIÉN- CREAN

Imagen
El día de la madre entrevistamos a tres mujeres creadoras. Hoy, coincidiendo con el día del padre, quiero repetir el experimento con tres hombres (RICARDO CAVOLO, ilustrador, DAVID CASTRO, creador audiovisual, y MIGUEL BECER, diseñador de moda) que, aunque no son padres, también dan vida . Os dejo con ellos: RICARDO CAVOLO   nació en Salamanca hace 32 años, exactamente los mismos que lleva con un pincel en la mano. Trabajador infatigable, hombre discreto, talentoso y amante de las cosas bien hechas, ha puesto su sello en firmas de tanta envergadura como   NIKE , el   BARCELONA CLUB DE FUTBOL   o  CIRQUE DU SOLEIL  y ha colaborado en proyectos como el primer libro de SANTI BALMES (Love of Lesbian) titulado "¿Por qué me comprasteis un walkie-talkie si era hijo único", o el libro de recetas "Cocina Indie". Hace poco más de un año desembarcó en Londres, donde actualmente reside y donde (me temo que eso le sucederá allá donde vaya) no para de trabajar.   

Lo bello y lo bestia. De la mano de CLARICE LISPECTOR

Imagen
Esa cosa sobrenatural que es la vida la vamos comprendiendo en Morse . Hay, por ejemplo, realidades que se van entendiendo de manera gradual. Un día un sorbito, otro día otro sorbito, uno va paulatinamente alimentándose de una sustancia invisible que podríamos llamar experiencia, y que, como el maná -la comida enviada por los dioses-, resulta muy nutritiva pese a no tener olor ni sabor. Existe un conocimiento que se va adquiriendo así, continuada, pausada, horizontalmente… la línea del Morse. En cambio, hay otros aspectos de la vida -quizá los más profundos, oscuros y abstractos- que, de forma misteriosa e inexplicable, uno entiende de repente. ¿No os ha ocurrido nunca? Es una comprensión animal, desintelectualizada y nítida. Una sabiduría repentina y certera que te asalta en cualquier lugar y circunstancia, una sacudida que parte de tus mismas entrañas, tras la cual no te queda más remedio que comprender -comprender que amas, comprender que no amas, comprender que alguien no está