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Mostrando entradas de enero, 2015

Mujeres que esperan, mujeres que se quedan, mujeres que se van.

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PENÉLOPE Mujeres que esperan. Veinte años no son nada, debía de pensar Penélope, mientras intentaba ignorar el fluir de su sangre, el rastro de la aguja en la tela, el discurrir de un tiempo que, a diferencia de ella, no esperaba por nada ni por nadie. Como tantas historias, que terminan siempre con un hecho deslumbrante, con una última escena lo suficientemente rotunda para colmar ese ansia tan humana de poner un punto final a las cosas -cuando lo realmente interesante es lo que vendría justo después del punto-, la suya se detiene con el retorno de su hombre. Pero veinte años son demasiados incluso para una historia con final feliz, pues igual que uno no se baña nunca dos veces en el mismo río, ni Penélope ni Odiseo debían de ser ya, a esas alturas, los mismos felices recién casados que fueron. Qué pena, Homero, tan amante de las grandes gestas, que no nos contaras cómo terminó la aventura más grande a la que tuvo que enfrentarse tu héroe, la de reencontrarse con su vida... Qué