Los Domingos al Sol
Los domingos soleados hacen maravillas… Hoy, que la palabra crisis es invitada de honor en sobremesas, convites y telediarios; hoy que, a nuestros casi 30 años, somos demasiado mayores para fantasear con un futuro intacto salpicado de esperanzadores “todavías”, pero demasiado jóvenes para confortarnos pronunciando el resignado adverbio “ya”, propio de quien cree haber luchado lo suficiente; hoy que los mismos hombres grises que atormentaban a Michel Ende se han instalado en nuestras ciudades y van llenando, discreta pero inexorablemente, sus despensas con nuestro tiempo; hoy que cualquier gesto de rebeldía o inconformismo es sepultado bajo la hegemonía incontestable de las leyes de la economía y el mercado; hoy, que hay más mercaderes de sueños que soñadores con dinero para comprarlos… Hoy, sin embargo, es domingo, luce el sol y, tumbados bajo las ramas de un árbol cualquiera del Retiro, la felicidad parece algo inevitable. Lo más curioso es que este dulc...